Viajar a Lituania y Letonia

Después de estar más de un mes en Polonia,  tocaba lo más incómodo de viajar: cargar la mochila al hombro y moverse.

Me llevaron hasta un punto ha hacer autostop, ya que esta vez mi camino era llegar a Letonia para cruzar la frontera rusa desde allí.

Hubiera sido más fácil hacerlo por Bielorrusia, pero solo te dejan entrar al país por aire y con la correspondiente visa. 

Por tanto, me puse manos a la obra. Adam, el artista polaco, me ayudó a conseguir el primer camión. Los dos siguientes los fui enlazando, ya que se iban comunicando por radio y preguntando quién iba en mi dirección.

Tras 5 horas de viaje, llegué a Kaunas, Lituania. Un poco más tarde de lo previsto, aunque llegué.

No me gusta llegar a las ciudades de noche, como norma de seguridad, aunque a veces no se puede controlar. 

Después de caminar bajo la lluvia,  me di cuenta que había logrado un gran objetivo personal: 

Había cruzado todo Polonia Cruzar haciendo autostop sola.

Y éste no sería el último reto personal que lograría. 

Pasé  4 días en Kaunas, preparando mi siguiente parada, Letonia. Hasta me di un día de descanso y no hice absolutamente nada.

De cara a llegar a Letonia, me tocaba resolver un problema logístico. Para llegar a la ciudad desde donde salía mi tren rumbo a Rusia (Rezneke) , me separaban 11 horas de autobús ya que me hacían ir a la capital, Vilna. En cambio, en coche, eran 4. Por tanto, blanco y en botella. De nuevo, ha hacer autostop.

Reconozco que esta vez esperé mucho más de lo que estaba habituada en Polonia, y me desesperé un poco, aunque tras la mujer que practicaba exorcismos y el camionero serbio, llegué a Letonia. 

Lo hice a la segunda ciudad más importante: Dougavpils. 

Ya que allí me estaba esperando un periodista para escribir sobre mí en una revista digital.

Siendo muy sincera, la entrevista fue de risa. El chico estaba de resaca y no se había preparado preguntas, y cada vez que respondía algo, minutos más tarde me lo volvía a responder.

Aguanté una hora y decidí marcharme. 

Después de tanto tiempo viajando, quería descansar.

Y no sé que tendría Dougavpils conmigo, pero llegué a un hostel muy raro, con una energía que hizo que mi instinto se activase, así que tras 10 minutos allí, decidí cambiar de lugar.

(Te cuento todo bien detallado en el podcast)

Al día siguiente, llegué a Rezekne, y tras esperar en la estación de tren durante varias horas, cogí mi primer tren del viaje.

Rumbo a Rusia